domingo, 19 de enero de 2014

ENTRENAMIENTO PSICOLOGICO: LO ESCENCIAL QUE ES INVISIBLE A LOS OJOS

Hace unos años escribí un artículo sobre la psicología del deporte en Venezuela, apropósito de los resultados olímpicos en Pekín, en ese momento resaltaba que “Al pensar en deporte en Venezuela, y en nuestros atletas en las olimpíadas, es necesario poder entender los factores psicológicos que pueden incidir, de manera positiva y negativa, en el rendimiento y desempeño deportivo (…) nuestros atletas son personas, y como personas sienten, piensan y actúan, necesitan entonces, como todos, entender que parte de la formación y entrenamiento debe incluir los aspectos psicológicos que influyen en el rendimiento deportivo.”

El deporte, por su propia naturaleza, es una actividad que pone a prueba las capacidades del ser humano en todas sus dimensiones (no sólo la física) constantemente. Como afrontamos una situación deportiva particular, la interpretación que demos a nuestro rendimiento y a los resultados, y el aprendizaje que estemos abiertos a obtener de la misma, es una de las variables más importantes que determinaran nuestro futuro en esa actividad.  Muchas veces hemos visto atletas con potencial físico y técnico impresionante, que lamentablemente decaen y no se desarrollan profesionalmente debido a factores asociados con problemas psicológicos, tales como manejo de la ansiedad, confianza, motivación y en casos más emblemáticos a nivel mediático, problemas asociados a consumo de sustancias ilícitas. 

El entrenamiento psicológico consiste precisamente en la toma de conciencia de estos aspectos y el desarrollo de habilidades que pueden marcar una diferencia significativa, no sólo en el resultado de un juego, sino en la entera gestión de carrera de un deportista.  Al igual que cualquier otro entrenamiento, requiere práctica, constancia y compromiso del atleta, así como la participación y conocimiento de las personas significativas a él (entrenadores, padres, etc.). 

En este sentido, hacemos referencia  en Focus al entrenamiento psicológico como algo esencial, invisible pues a la vista pero clave en un momento determinante de un partido, combate o carrera. Invitamos entonces a preguntarse, ¿Es esta característica de invisibilidad, excepto quizás en la conducta que puede demostrar un atleta (que puede o no ser necesariamente reflejo de su estado interno), la que puede hacernos pensar o suponer que estas son características innatas, que la persona “debería” saberlo y/o manejarlo?  ¿Es algo frecuente juzgar errores asociados a factores como la ansiedad, concentración o motivación como una muestra de debilidad? Pues así como el deportista debe entrenar para perfeccionar sus técnicas (lanzar una curva, lograr precisión en un pase largo, ejecutar un buen revés), así también debe entender sus aspectos psicológicos, como elementos que debe atender, entrenar y comprender.  Muchas veces esto se desestima por parte de atletas y/o entrenadores por pensar que son características que ya están establecidas y no se pueden mejorar, desconocimiento de las técnicas, pensar que solo es útil para “deportistas con problemas” (confundiendo el entrenamiento psicológico con la psicoterapia) o a veces simplemente por falta de tiempo.

Actualmente, a diferencia de hace unos años, veo con satisfacción como en nuestro país crece el interés y la importancia de considerar los factores psicológicos como elementos claves en el rendimiento deportivo. La inclusión cada vez mayor de psicólogos en organizaciones deportivas, la creación de Unidades gremiales y estudios académicos en el área, son indicadores significativos de nuestro avance en la disciplina.  Finalmente, insisto en la idea que el entrenamiento psicológico no solo ayuda a optimizar el máximo rendimiento de un atleta, sino que le da herramientas para crecer como ser humano y contribuye a su salud integral.

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